Cuando hablamos de nuestra tierra, Nicaragua, lo hacemos con el corazón. Es natural querer mostrar lo mejor de nuestro hogar, como cuando recibimos visitas en casa. Sin embargo, la verdadera belleza reside en la honestidad y en la capacidad de apreciar la complejidad de nuestro país.

Nicaragua es mucho más que paisajes hermosos y gente amable. Es una rica historia, una cultura vibrante, una gastronomía deliciosa y un espíritu resiliente. Es la fuerza de su gente, la calidez de sus tradiciones y la esperanza que florece en cada rincón. Al hablar de Nicaragua, celebremos su diversidad, su potencial y su inmenso orgullo. Reconozcamos los desafíos, pero siempre con la mirada puesta en un futuro brillante.